Nació un 20 de septiembre de 1992 en una ciudad del mediterráneo, sabía que no habría otra alternativa que degustar los mariscos del Diego. Apasionado de la música, y de tendencia hip-hop, a los 8, ya conocía todos los clásicos de los 90.
No sabe cuál es su película favorita entre El Padrino, 12 hombres en pugna o Pulp Fiction, imposible para él elegir entre Brando, Pacino y Day-Lewis, sus reyes magos.
Estudió las ciencias económicas, sociales y políticas, pero al momento de elegir su orientación después del bachillerato, prefirió salir de las normas convencionales para elegir algo que le permitiría viajar por el mundo, como lo había soñado durante toda su niñez. Muy malo con las lenguas, y como le gustan los desafíos personales, empezó a estudiar una licenciatura en idiomas extranjeros aplicados en la Universidad Paul Valery en Montpellier, Francia.
Es en aquella época cuando comenzó a irse a trabajar solo al extranjero a los 20 años, con muchas ganas de experimentar vidas diferentes, saliendo de su zona de confort. Primero en Nueva Jersey, luego Nueva York para acabar su gira gringa en Washington D.C. Su curiosidad lo llevó a trabajar en campamentos de verano para niños discapacitados. Como asistente de seguridad con una ex empleada del servicio secreto en el Distrito de Columbia. En agricultura en los Territorios del Norte en Australia, empleado en mudanza de muebles en Melbourne, y voluntario en una finca de vino en la cordillera argentina, donde perfeccionó su castellano. Fue durante estos viajes que se apasionó por el cine, cuando vio el trabajo de Stanley Kubrick cambió toda su manera de experimentar una película. Según él, hay una diferencia entre el cine y Kubrick, como entre la música y Pink Floyd.
Cuando terminó su meditación en varios países sobre su futuro profesional, no quiso dejar ni las lenguas, ni el cine, por eso decidió mezclar los dos con el subtitulaje. Hizo una última maestría en traducción en Montpellier. Trabajó en una empresa de producción audiovisual como traductor en Valencia, España, hasta cruzarse en el camino de Say the Same, donde lo recibieron calurosamente en su equipo a inicios de 2018.
Empezó colaborar en festivales como el FICUNAM, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y el Festival Internacional de Cine de Panamá, hasta quedarse por haber encontrado su equilibrio perfecto, profesional, interior, espiritual y todo lo demás.
No sabe cuál es su película favorita entre El Padrino, 12 hombres en pugna o Pulp Fiction, imposible para él elegir entre Brando, Pacino y Day-Lewis, sus reyes magos.
Estudió las ciencias económicas, sociales y políticas, pero al momento de elegir su orientación después del bachillerato, prefirió salir de las normas convencionales para elegir algo que le permitiría viajar por el mundo, como lo había soñado durante toda su niñez. Muy malo con las lenguas, y como le gustan los desafíos personales, empezó a estudiar una licenciatura en idiomas extranjeros aplicados en la Universidad Paul Valery en Montpellier, Francia.
Es en aquella época cuando comenzó a irse a trabajar solo al extranjero a los 20 años, con muchas ganas de experimentar vidas diferentes, saliendo de su zona de confort. Primero en Nueva Jersey, luego Nueva York para acabar su gira gringa en Washington D.C. Su curiosidad lo llevó a trabajar en campamentos de verano para niños discapacitados. Como asistente de seguridad con una ex empleada del servicio secreto en el Distrito de Columbia. En agricultura en los Territorios del Norte en Australia, empleado en mudanza de muebles en Melbourne, y voluntario en una finca de vino en la cordillera argentina, donde perfeccionó su castellano. Fue durante estos viajes que se apasionó por el cine, cuando vio el trabajo de Stanley Kubrick cambió toda su manera de experimentar una película. Según él, hay una diferencia entre el cine y Kubrick, como entre la música y Pink Floyd.
Cuando terminó su meditación en varios países sobre su futuro profesional, no quiso dejar ni las lenguas, ni el cine, por eso decidió mezclar los dos con el subtitulaje. Hizo una última maestría en traducción en Montpellier. Trabajó en una empresa de producción audiovisual como traductor en Valencia, España, hasta cruzarse en el camino de Say the Same, donde lo recibieron calurosamente en su equipo a inicios de 2018.
Empezó colaborar en festivales como el FICUNAM, el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y el Festival Internacional de Cine de Panamá, hasta quedarse por haber encontrado su equilibrio perfecto, profesional, interior, espiritual y todo lo demás.